La semiótica puede concebirse como una gran carpa metafórica (ideas de relevancia opróbica que constituyen al fin una estructura de confort y amparo como algo que solo los grupos pueden crear); pero al mismo tiempo deviene en plataforma para la proyección fisiológica de parte de toda individualidad sociorracional. Una bóveda arquitectónica con la cual los seres humanos interactúan totémicamente por medio de una experiencia sensoriometabólica de carácter esencialmente moral (por cuánto opróbica, y pese a que es más fisiológica que física), se erige paradójicamente en basamento de toda posibilidad de proyección sociorracional, tanto en un sentido conformista como de transgresión: he aquí el espacio viviente de todo dispositivo de individualidad sociorracional dentro del cual se produce el tránsito de lo somatosensorio y fisiológico-corpóreo, a lo sociorracional (o sea, esa centralidad estructural de la sociobiología nuestra y su plasmación antropológica última). Pero claro, esto no se puede representar gráficamente, ninguna imagen sirve para reflejarlo.
1.La semiótica es para la proyección sociorracional del individuo, y como efectiva incorporación del indivudo al grupo de pertenencia.
2.La semiótica de un origen opróbico (y de carácter por tanto moral en su punto más inicial y somatosensorio, todavía prerreflexiva) es precisamente aquello que permite una suerte de traspaso o extensión de lo moral más allá de alguna manera de lo corporal.
3.La semiótica es el sostén, por tanto, del desdoblamiento fisiológico como proceso en torno al cual se aglutinan los grupos humanos frente al medio natural.
4.El problema técnico de la antropología agraria se sirve del este espacio fisiológico doblado -pero que sigue portando una obligación aun opróbica para el individuo- para ampliar el ámbito de posible proyección sociorracional de parte de los individuos pertenecientes quienes, a partir de entonces, forman parte integrada de una condición sedentaria que remonta claramente su propia esencia corporal-material.
5. El despegue semiótico es una forma de designar este nuevo espacio así creado, propio de las antropologías más sedentarias y como patrimonio y heredad, sobre todo, de la antropología agrícola.